"Nuestro programa de formación corporativa permite la integración de nuestra plantilla multigeneracional e internacional para fomentar realmente la cooperación a través de las fronteras, al tiempo que se promueve la inclusión social"
La industria automotriz, así como muchas otras, está atravesando un período de transformación y adaptación al nuevo perfil de consumo del mercado 4.0.
Para la empresa japonesa Toyota, este período es un impulso para ir más allá de la producción de automóviles y comenzar a trabajar también en movilidad urbana. La nueva realidad transforma, asimismo, a los trabajadores del sector. Tener solo habilidades técnicas y de producción ya no es suficiente: la creatividad y la flexibilidad son clave. Y todo esto cambia la visión del área de Recursos Humanos.
Para Amanda Batista, responsable de Recursos Humanos de la compañía en Brasil, “revisar las competencias y las estrategias es el gran reto del momento. Se debe hacer un análisis exhaustivo”.
La comunicación efectiva con la sede central asegura que todas las sucursales estén alineadas con las directrices globales para que la empresa pueda realizar todos los cambios sin perder sus valores y cultura. El área de formación a través de la división Global Contents, por ejemplo, promueve formaciones provenientes directamente de la sede central, mientras mantiene su formato independiente del país.
“En Toyota, es importante que los procesos tengan lugar de manera estructurada y estandarizada”, añade Amanda.
El principal objetivo de la empresa es la implantación de un programa de idiomas que refuerce y permita que los empleados estén aptos a colaborar internacionalmente. De acuerdo con Bruno Brito, jefe de Recursos Humanos, es necesario ofrecer flexibilidad e integrar a los trabajadores de todas las generaciones para promover verdaderamente esta colaboración.
“Como tenemos alrededor de 7.000 colaboradores, necesitábamos una solución de mayor alcance y disponibilidad para un acceso más rápido”, señala Brito.
Si bien un programa corporativo de idiomas es una oportunidad para el desarrollo de competencias, también sirve como un factor clave para que la empresa promueva la inclusión social, ya que muchos colaboradores no podrían pagarse un curso de idiomas. Con el propósito de lograr estos objetivos, Toyota ha decidido lanzar, para los alumnos con mejor desempeño, una campaña de reconocimiento que extiende los cursos a sus familias. Hoy en día, los testimonios y las historias de éxito son prueba no solo del impacto comercial sino también del impacto social.
“Precisábamos un programa para el ambiente de fábrica y con base a eso comenzamos el proyecto con EF. Notamos que los colaboradores están mucho más comprometidos porque tienen conciencia de la importancia de un nuevo idioma para ellos y sus familias. Al mismo tiempo, trabajamos con la sociedad porque, al difundir el idioma, formamos talentos para las próximas generaciones”, explica Brito.
“Al incluir a los familiares de los colaboradores de Toyota como parte del reconocimiento, el programa ha permitido que la compañía y la sociedad se integren, acelerando el aprendizaje y la participación de los empleados y estimulando el desarrollo de los jóvenes”, agrega Cícera Luana Costa, analista que realiza el seguimiento de todos los indicadores del programa.
Este refuerzo positivo, alineado con la estrategia de desarrollo e inclusión, ha dado excelentes resultados y, por supuesto, trajo la transformación digital y la cultura de la industria 4.0 a la vida de las personas.